This week, I’d like to continue to publish a few weekday homilies I gave during the 7th week of Easter, in which I explained how to better understand how the Holy Spirit works in our souls. Here is Part 3, on The Action of the Holy Spirit.
The 7 gifts, and Their influence in the Christian life.
A resolute battle against every deliberate venial sin prepares us to receive the light and the protection of the Paraclete, by means of his 7 gifts.
The light which is bestowed on our intellect makes us know and understand the things of God; the assistance of our will permits us to use successfully the opportunities for doing good which we encounter every day, and to reject the temptations of everything that would separate us from God.
The gift of understanding shows us the riches of the faith with greater clarity.
The gift of knowledge enables us to judge created things in an upright manner, and to keep our heart fixed on God, and on things insofar as they lead us to him.
The gift of wisdom enables us to comprehend the profound wonders of God, and it urges us to seek him in preference to all other things, amid our ordinary work and obligations.
The gift of counsel points out the paths of holiness to us–God’s Will in our ordinary daily life–and encourages us to choose the option which most closely coincides with the glory of God, and the good of our fellow men.
The gift of piety inclines us to treat God with the intimacy with which a child treats his father.
The gift of fortitude uplifts us continually, helping us to overcome the difficulties which we inevitably meet on our journey to God.
The gift of fear induces us to flee the occasions of sin, resist temptation, avoid every evil which could sadden the Holy Spirit, and to fear above all the loss of the one whom we love, and who is the reason of being of our life.
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Esta semana, me gustaría continuar publicando algunas homilías semanales que dí durante la séptima semana de Pascua, en la
cuál expliqué cómo entender mejor cómo el Espíritu Santo trabaja en nuestras almas. Aquí está la Parte 3, en La
Acción del Espíritu Santo.
Los 7 dones y su influencia en la vida cristiana.
Una batalla resuelta contra cada pecado venial deliberado nos prepara para recibir la luz y la protección de
el Paráclito, por medio de sus 7 dones.
La luz que se concede a nuestro intelecto nos hace conocer y entender las cosas de Dios;
la intervención de nuestra voluntad nos permite utilizar con éxito las oportunidades para hacer el bien que encontramos
todos los días, y rechazar las tentaciones de todo lo que nos separaría de Dios.
El don de la comprensión nos muestra las riquezas de la fe con mayor claridad.
El don del conocimiento nos permite juzgar las cosas creadas de una manera recta, y mantener nuestro corazón
fijado en Dios y en las cosas en la medida en que nos conducen a él.
El don de la sabiduría nos permite comprender las maravillas profundas de Dios, y nos urge a buscarlo
en preferencia a todas las demás cosas, en medio de nuestro trabajo ordinario y nuestras obligaciones.
El don del consejo nos señala el camino de la santidad: la voluntad de Dios en nuestra vida diaria ordinaria,
nos anima a elegir la opción que más coincida con la gloria de Dios, y el bien de
nuestros semejantes.
El don de la piedad nos inclina a tratar a Dios con la intimidad con que un niño trata a su padre.
El don de la fortaleza nos eleva continuamente, ayudándonos a superar las dificultades que inevitablemente
encontramos en nuestro viaje a Dios.
El don del miedo nos induce a huir de las ocasiones de pecado, resistir la tentación, evitar todo mal que pueda
entristecer al Espíritu Santo, y temer sobre todo la pérdida de aquel a quien amamos, y quién es la razón de ser de nuestras vidas.
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